Bolivia. Las fuertes lluvias en la Amazonía de Bolivia han provocado el desborde del río Beni, afectando a más de 2.000 familias en localidades como Reyes, Borja, Rurrenabaque y Riberalta. Muchas viviendas han quedado sumergidas, obligando a los residentes a desplazarse en lanchas o incluso sobre vacas para llegar a sus hogares. Ante la magnitud de la crisis, la Gobernación de Beni ha declarado el estado de emergencia y ha desplegado lanchas a motor para distribuir ayuda humanitaria en las zonas más aisladas.
El viceministro de Seguridad Civil, Juan Carlos Calvimontes, informó que las intensas precipitaciones han dejado un saldo de más de 700.000 personas afectadas en todo el país, con 49 fallecidos y 81 municipios en estado de desastre. Hasta el momento, el Gobierno ha registrado 324.699 familias damnificadas, 3.937 comunidades impactadas y 708 viviendas completamente destruidas. En respuesta, se han entregado 7,6 toneladas de ayuda humanitaria y se han desplegado brigadas médicas para atender enfermedades derivadas del consumo de agua contaminada.
En la comunidad de Real Beni se ha instalado un campamento médico para atender a decenas de personas que han debido abandonar sus hogares. Los habitantes denuncian la falta de alimentos, medicamentos y combustible, mientras que el agua de los pozos ha quedado contaminada por el sedimento arrastrado por las inundaciones. La situación es crítica y podría agravarse en las próximas semanas si no se garantiza el acceso a recursos básicos.
Además del impacto humanitario, las inundaciones han destruido la mayoría de los cultivos de yuca, maíz, arroz y plátano, lo que genera preocupación por una posible crisis alimentaria en el futuro. Según las previsiones de las autoridades locales, el agua no cederá completamente en uno o dos meses, lo que prolongará la emergencia y dificultará la recuperación de las comunidades afectadas.